Imagen publicitaria del film de 1970 «No blade of grass»
Antes de nada, olvida todo lo que hayas podido conocer sobre el preparacionismo a través de películas o series de televisión. El preparacionismo como tal nació del temor real a las consecuencias de una explosión atómica durante la «Guerra Fría», pero el concepto se ha ido adaptando a otros posibles desastres. Piensa que la imagen más extendida la impone la industria del entretenimiento norteamericana, y esta no es conocida por su rigor histórico o exactitud en los datos. En Estados Unidos de América, cuna del preparacionismo, existe un sector que ha llevado esta filosofía a límites extremos, a menudo por la interacción con otras corrientes y tendencias, por lo que conviene separar el grano de la paja. Además, nunca falta algún descerebrado con ánimo de protagonismo que gusta de mostrarse ante el público, las cámaras, o en las redes sociales, como “el más de lo más” para envidia de otros tarados, el horror del público en general, y la vergüenza de los que entendemos el preparacionismo de otra forma.
Tipología: Como en cualquier colectivo social, existen muchos tipos de Preper, desde aquel que lo es sin saberlo porque tiene la precaución de guardar comida, agua, medicamentos y herramientas «por si acaso»; el profesional de emergencias, (policía, bombero, sanitario, militar, técnico de protección civil, etc.), que sabe por experiencia que nunca viene mal prepararse para lo que pueda pasar; e incluso hasta aquellos que quieren estar prevenidos ante una posible invasión de marcianos chungos o el renacer de los muertos vivientes. Cada preper tiene su propio criterio sobre para qué desastres es conveniente prepararse y cuales descartar por ser poco probables. Respeta a los que piensen distinto a ti tanto por defecto como por exceso.
Legalidad: Como cualquier otra persona civilizada, siempre y cuando no se produzca una alteración radical del statu quo, el preper debe cumplir escrupulosamente con la legalidad vigente, —por absurda o injusta que ésta pueda llegar a ser—. Conviene que conozcas las leyes de tu país que puedan afectarte tanto en tiempos de paz como las que puedan implantarse en casos de crisis, (estados de alarma, excepción, o guerra).
Discreción: Por norma general, el preper no hace pública su condición. Primero por correr el riesgo de ser motivo de sorna por quienes no comparten, no entienden, o tienen una percepción distorsionada de lo que es el preparacionismo, pero principalmente por el peligro que implica que, aquellos que no tuvieron la precaución de abastecerse sepan dónde encontrar lo que necesiten en el caso de producirse una situación crítica de desabastecimiento, pudiendo tratar de arrebatártelo por la fuerza.
Economía: Prepararse y aprovisionarse convenientemente siempre supone un coste. Esto no quiere decir que sea una actividad cara, pero sí requiere un desembolso mayor al cotidiano. Aproveche siempre las ofertas en aquellos productos de primera necesidad y no perecederos, (ropa, calzado, pilas, jabón, artículos de higiene, etc.) No se debe escatimar en agua. Las conservas de comida pueden ser de marcas blancas o económicas ya que el hambre nos hace menos exigentes. Por cuanto a los utensilios y herramientas, es muy recomendable analizar y contrastar la información antes de comprar. Internet y las redes sociales están plagadas de supuestos expertos que realizan toda clase de recomendaciones, algunas legítimas pero muchas son basura interesada.
Preparación psicológica: El primer enemigo a vencer en una situación de alarma es el pánico, (propio y ajeno). El Preper se prepara con conocimientos y con medios, pero también debe prepararse psicológicamente. Si has adquirido los conocimientos suficientes, aunque no dispongas de los medios necesarios, tu formación te permitirá saber priorizar, encontrar lo que necesitas, o improvisar sobre la marcha, por lo tanto mantén la calma. Ten en cuenta que el resto de gente a tu alrededor puede enloquecer víctima del miedo, en consecuencia, evita confrontaciones; no te interpongas en estampidas humanas; y procura velar por ti y los tuyos. Recuerda que el hombre es un lobo para el hombre, y en situaciones estresantes, hasta el más cuerdo puede convertirse en un ser irracional. Prepárate mentalmente para lo que pueda suceder. El cine catastrófico (incendios, hundimientos, avalanchas), así como algunas películas, documentales y libros sobre desastres, («¡Viven!», «Lo imposible»), pueden ser fuente de inspiración: Plantéate cómo actuarias tú de verte en esas tesituras, planea con anticipación como actuar en situaciones hipotéticas para que, llegado el caso, evites entrar en shock y reduzcas tu tiempo de reacción.
Por último, es importante que recuerdes que la formación preparacionista es una instrucción multidisciplinar básica, te permitirá tener ventaja sobre el resto, pero no te hace un experto en nada. Si se produce un incidente en el que creas que puedes ayudar, primero trata de pedir auxilio y deja actuar a los profesionales, (policía, bomberos, sanitarios, socorristas). Sólo en el caso en el que estos no puedan acudir; que corra peligro una vida; y en el que el tiempo sea un factor decisivo, puedes tratar de echar una mano.
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